En el arca de Noé, los ratones se reproducían de una manera alarmante, a punto tal de hacer peligrar las provisiones que se llevaban a bordo. Noé preocupado por esto, le pide ayuda a Dios, quien le indicó que acaricie tres veces la cabeza del león. Noé hizo caso y el león estornudó y de su nariz salió una pareja de gatos que en poco tiempo terminó con la plaga de roedores.