A mi papá le decían Matute: alto, medio grandote y siempre con cara de malo. A mí mamá le encanta Benito Bodoque, es su dibujito favorito y yo, muero de amor por los gatitos. Míos y ajenos, de la calle, del parque, los que veo por ahí, estando de viaje o en mi ciudad. Les saco fotos. Si veo algún libro sobre gatos, seguro lo compro... Tengo un hermoso reloj con forma de gato que traje de París. Banquito con cara de gato. Cajitas con caritas de gatos. Amigos con gatos. La gente a la que le gustan los gatos, me cae bien. La gente que no quiere a los gatos, me genera desconfianza.
Mi primer gato se llamó Morgan, lo tuve años hasta que se enfermó y murió. Era medio rubión, de cola pomposa y muy callejero. Después vino Anoush, una verdadera princesa egipcia de ojos azules y con una tranquilidad casi zen. Y con la intención de hacerle compañía, llegó Tanguy, un callejero grisecito más lindo que no sé qué! Ya no viven conmigo y los extraño, pero están en un lugar mejor, donde pueden tomar sol y revolcarse en la tierra cuando les place... y de extrañarlos, surgió este blog.
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